Silencio: Fuente y sentido de todas las palabras - Valmore Muñoz arteaga
En la mística, el silencio es un lugar
donde reina la quietud y la paz. Una necesidad para que Dios pueda «hablar» y
cuya presencia es casi obligatoria en todas las religiones. En la Antigüedad el
silencio era considerado una suprema alabanza destinada a la Divinidad. En el
Hinduismo y en el Budismo se aspira a apagar la mente para que el hombre pueda
sumergirse en las profundidades del universo interior. En el Judaísmo y el
Islamismo apuestan por permanecer en silencio cuando la persona se encuentra en
presencia de Dios. Dios se halla por sobre toda palabra y de todo enunciado,
por lo cual el hombre, al comprender sus infinitas limitaciones, lo mejor que
puede hacer es callar, sumirse en un mutismo profundo para que otra voz hable
desde él. El silencio es la otra voz que confronta a la razón y sus límites. El
silencio es la voz, la otra voz, que
enciende el alma dentro de la espesura de la oscuridad de la noche. Para
el sufismo, el silencio es la voz de lo desconocido y el alma está enamorada de
esa voz que sólo se manifestará cuando su amado venga. El objetivo del ser
humano en la tierra es unirse de nuevo con esa voz, que es la Voz de la
consciencia interior.
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